lunes, 17 de mayo de 2010

Sonrisas y lágrimas y la liga del Barça


POR JESÚS MANJÓN IBÁÑEZ

Tras el pitido final en el Camp Nou, el Barca se proclamaba campeón de Liga, mientras, los vallisoletanos iniciaban un nuevo periplo por la categoría de Plata. La gloria y la tragedia tan cerca, y a la vez, tan lejos. A un lado del césped, los culés saltando y disfrutando de su titulo, al otro, los jugadores del Valladolid con los ojos llorosos y la mirada perdida. Como dijo un famoso entrenador: “el futbol es así”, y más ayer. El equipo pucelano no es el único que sufrió esta decepción en sus carnes. El Tenerife no pudo ganar al Valencia suplente y consumó su descenso. Un equipo que por futbol y afición no merece este fracaso, pero pagó el pato por su inexperiencia e inocencia. El tercero en cuestión: el Xerez, comenzó la temporada muy mal, hasta que llegó Gorosito y cambio el panorama hasta casi lograr una salvación que parecía una utopía hace tres meses. El milagro no se dio, pero han luchado hasta el final. Les faltaron dos goles: uno del Madrid y otro suyo, no pudo ser.

Ahora vamos a las sonrisas. Ayer abarrotaban Málaga, Santander y, como no, Barcelona. Los malagueños lograron un punto de oro, sufriendo como no podía ser de otra forma. A pesar de la salvación, hubo gritos contra Muñiz de gran parte del campo…el balón en el tejado de Fernando Sanz, él decidirá. En el Norte, el Racing también consiguió permanecer una temporada más en la Liga de las Estrellas gracias a un Sporting que se fue a dar un paseo y, más que nada, por cumplir. Curiosamente, después de celebrar la salvación, la hinchada racinguista cargó contra el palco.

Estas alegrías se elevan a la máxima potencia cuando hablamos del Barca. El milagro Clemente duró diez minutos, después la evidencia (4-0). Son los justos campeones, el mejor equipo del mundo ganó su segunda liga consecutiva y con record de puntos, Messi pichichi y bota de oro, y, por si fuera poco, Valdés zamora. A pesar de estos éxitos, el barcelonismo tiene la espina de la Champions clavada, otro año será. El subcampeón (Real Madrid) termina una etapa de dos años consecutivos sin ganar ningún título y comienza una nueva, otra más, con muchas altas y bajas. Pellegrini no convence y Mourinho gusta, ya veremos…
Así acabó una liga apasionante, en la que se decidió la liga y el descenso en la última jornada. Fue tarde de transistores, de emociones fuertes no aptas para cardiacos, de pasión futbolística y, en definitiva, fue el colofón perfecto a una liga caracterizada por la excesiva bipolaridad ejercida por los dos gigantes del futbol español: Madrid y Barcelona, y que al final ganó el mejor. Fin.

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