Opiniones sinceras: Jesús Manjón Ibáñez
VOLVEREMOS A SER CAMPEONES
Quién nos lo iba a decir. El Atlético de Madrid, que tan discreto papel ha jugado en la Liga BBVA, es finalista de Copa y UEFA Europa League. El equipo rojiblanco vuelve sin prisa pero sin pausa al lugar del que nunca debió marchar, tras mucho trabajo, grandes alegrías y, como no, duras decepciones.
En estos momentos de bonanza qué lejos queda aquel fatídico 7 de mayo del 2000, en el que el conjunto colchonero bajaba a segunda, aquel día mil ilusiones rotas se hallaban en el histórico Paseo de los Elefantes. La decepción dio paso a la euforia, a la fe en unos colores, y la afición rojiblanca batió el récord de abonados en su primera campaña en el infierno. El primer partido en el Calderón fue una fiesta, se colgó el cartel “no hay billetes”, la gente creía en el ascenso, pero el objetivo se retrasó. Tras dos años de sufrimiento, el Atlético logro retornar a Primera División. En el camino hacia el ascenso, nació una ilusión, la gran esperanza colchonera: el niño Fernando Torres. Él abanderó y capitaneó las primeras temporadas del glorioso en la categoría reina. Pero, ante tantas decepciones, decidió volar en solitario. El dinero de su venta fue el impulso definitivo para llegar a Europa. En aquellos momentos, el equipo estaba dirigido por el mejicano Javier Aguirre, que con su fenomenal trabajo, llevó al Atleti a codearse con los grandes de Europa, con la pertinente ayuda de Agüero, Forlán, Simao y Maxi, entre otros. El mejicano fue sustituido por Abel Resino. Y éste dio paso, después de lograr entrar en Champions por segunda vez consecutiva, a Quique Sánchez Flores.
El madrileño llegó, vio, y actuó. Y, por su buena labor, ha logrado un hito que parecía imposible hace 6 meses, y no digamos hace 10 años. El camino ha sido muy duro, muchas personas han contribuido al sueño atlético, gente como Manzano, Pepe Murcia, Toni Muñoz, Torres, Luis Aragonés, Antic, Cerezo, etc. GRACIAS a todos. Ahora, dos finales se vislumbran en el horizonte y la ilusión es ilimitada. El Atleti se merece ganar, se lo debe la historia. Pero, es fútbol, siempre tan impredecible, por eso habrá que luchar hasta el final, como siempre ha hecho este equipo a lo largo de su gloriosa vida. Aunque una cosa es segura, pase lo que pase, el sentimiento rojiblanco, tan inexplicable como espiritual, siempre va a pervivir en el corazón de todos los aficionados colchoneros. ¡AUPA ATLETI!
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